Desde hace un tiempo circula por internet de forma viral artículos sobre la jornada de seis horas que «todo el mundo» parece hacer en Suecia de la cual hablé la verdad no hace mucho. A este respecto es muy interesante el artículo aparecido recientemente en el Göteborgs Posten «Vem ska betala för sextimmarsdag?» o ¿Quién paga por las jornadas de seis horas?
Resulta que en una residencia de ancianos de Gotemburgo al entrar en 2017 se acabó los dos años de prueba de la jornada de seis horas diarias, es decir, las cuidadoras y profesionales de la atención a mayores y enfermos trabajaban 30 horas a la semana en vez de 40 sin una reducción de su sueldo. Los políticos en el poder en Gotemburgo, una coalición de socialistas y ecologistas, querían probar su funcionamiento general y luego extenderlo al resto del municipio.

Atención médica en el hogar en Suecia
Foto: Kristin Lidell / imagebank.sweden.se
Las consecuencias de la jornada de seis horas para el trabajador son positivas: menos estrés y menos preocupaciones. A pesar de eso, ¡las abstenciones laborales por enfermedad no disminuyeron! Es decir que uno de los beneficios – a nivel económico también – que se esperaban conseguir no se produjo lo cual encareció el «producto».
La clave de las reducciones de jornada a seis horas (o menos) son los problemas socioeconómicos que origina. En Gotemburgo para esta sola residencia de ancianos se tuvo que suplir el equivalente a 14 profesionales lo que tuvo un coste de 10 millones de coronas (~ 1 millón de euros) por año. Ahora piensa en Gotemburgo con 60 residencias a cuanto se dispararía el coste municipal (unos 50 millones de euros). Y solo hablamos de cuidadoras en residencias de ancianos de Gotemburgo imagina cubrir todos los puestos de trabajo municipales de toda Suecia. La única solución sería una subida de impuestos.
Por supuesto para cualquier trabajador, a igual sueldo, es mejor trabajar seis horas que ocho pero las consecuencias a nivel general para la ciudadanía sería desastroso si no se adapta la reducción de jornada a otro tipo de cambio. Sin embargo, hoy en día parece imposible que con una población cada vez más envejecida – y los mayores costes municipales que ello comporta – pueda hacerse efectivo a una escala global. También perjudicaría a sectores donde ya escasea el personal. Por ejemplo en Suecia se necesita mano de obra para trabajar de enfermera/o, trabajadores de bienestar social, etc. Reducir el personal y tratar de encontrar suplentes empeoraría mucho las cosas.
Eso no quiere decir que trabajar en Suecia no tenga beneficios muy interesantes pero la tan laureada, por los medios, jornada sueca de seis horas tiene un oscuro porvenir dada la situación actual económico-social.