«¡Debemos actuar o nos adelantarán!» así se titula la carta abierta que los fundadores de Spotify lanzan a los políticos suecos para que tomen medidas que lleven a Suecia a ser más competitiva salarialmente y en atracción de trabajadores con talento dentro de las tecnologías de la información. Además también proponen una modificación en el sistema de enseñanza que haga frente a los nuevos tiempos en los que vivimos.

Spotify una de las startups suecas más exitosas – Foto: Susanne Walström / imagebank.sweden.se
Aquí te dejo mi traducción (el original):
Actualmente Suecia tiene su inercia. Startups afianzadas como Spotify, Skype, King, Mojang y Klarna, junto a muchas otras empresas recién establecidas y el acceso al capital, conforman un clúster con servicios de alta gama que dan lugar a empleo, ingresos fiscales, capacidad de innovación y atrae a talentos de todo el mundo. En este clúster, los jóvenes pronto tienen la posibilidad de crearse su propia red internacional y construir importantes experiencias. Hay muchos ejemplos de personas que tras ello crean su propia empresa y dan trabajo a otros. El beneficio económico-social y la dinámica de este proceso es algo que no debe sobrestimarse.
Cuando fundamos Spotify fue nuestro sueño el crear una empresa en Suecia que formase parte del más alto nivel global y mediante ello esperábamos poder inspirar a otros en Suecia a crear empresas y crecer. Creemos que es una locura que Europa, con una población superior a la de Estados Unidos, no tenga ni una sola empresa a la par de Facebook, Google, Apple, Microsoft, Amazon o las demás grandes empresas americanas. ¡Queremos mostrar que sí es posible!
Habiendo dicho esto, en Suecia debemos decidir qué tipo de país queremos ser. ¿Somos un país que cree que el crecimiento provendrá de nuevas empresas que crezcan rápidamente o pensamos que es la industria tradicional la que se hará cargo de dicho crecimiento?
Si pensamos que van a ser las nuevas empresas, o nuevas empresas tecnológicas de rápido crecimiento, entonces estamos un poco atrasados, o peor aun, vamos en la dirección opuesta. Nos vemos obligados a constatar que, si no hay cambios, debemos sopesar una mayor expansión en otros países en vez de en Suecia.
Durante los próximos años vamos a contratar a miles de personas. Nuestro éxito depende completamente de que podamos atraer a los mejores talentos de todo el mundo. Si podemos eliminar las trabas que Suecia tiene comparado con otros países podremos contratar en Estocolmo y Gotemburgo en vez de trasladar partes del negocio a otros países. Nos encanta Suecia y creemos que, en principio, este es el mejor ambiente para nosotros pero al mismo tiempo no podemos exorcizar las trabas políticas existentes.
Estos últimos años hemos tenidos muchísimos contactos con los políticos de Estocolmo, del parlamento y del gobierno. La recepción ha sido positiva pero paralelamente no ha existido ningún tipo de cambio. Si una empresa como la nuestra debe poder crecer rápidamente en Suecia hay cambios que deben hacerse ya.
El primer cambio tiene que ver con, algo que vez tras vez hemos señalado, el acceso a la vivienda y a los alquileres. Hoy en día tenemos empleados de 48 países en Estocolmo. Exigirles a los jóvenes que llegan a un país nuevo que directamente compren una vivienda carísima minimiza el poder de atracción y no es sostenible a largo plazo. Comparad esta situación con ciudades como Nueva York, Londres y Singapur donde las posibilidades de alquilar una vivienda son mucho más sencillas. Allí, a diferencia de en Estocolmo, existe la flexibilidad. Hay entre los expertos y quienes toman las decisiones un conocimiento amplio de que factores como la regulación del alquiler, la estructura de impuestos y el marco legal contribuyen a que se construyan muy pocos pisos de alquiler y que el mercado, en principio, no funcione.
El segundo tiene que ver con nuestro sistema de enseñanza. La necesidad de programadores y desarrolladores es enorme y por ello sencillamente tenemos que instruir a más. Esto es primordial para la capacidad de Gotemburgo y Estocolmo de mantener la inercia que tenemos. El nexo con instituciones como Chalmers y KTH es importante y a día de hoy Spotify tiene contactos excelentes con ellas. Sin embargo, debemos introducir la programación antes en la escuela elemental para que podamos darnos cuenta de los talentos existenes e igualmente evitar perder a las programadoras. En las escuelas suecas todavía es obligatoria la enseñanza del slöjd pero no la programación.
La tercera traba tiene que ver con las posibilidades de hacer que nuestros empleados sean accionistas. Para que podamos atraer a Suecia a los mejores talentos en vista de la competencia durísima que existe debemos poder ofrecer sueldos competitivos, generosos beneficios y opciones personales (stock options) que hagan que los empleados obtengan parte del valor que crean. Como emprendedores sabemos desde que nos daban el pecho que la idea de un negocio representa el 3% y el llevarla a cabo el 97% restante. Y para ello tenemos que encontrar y atraer a los mejores empleados y hacerlos partícipes.
Que la normativa de impuestos en Suecia hace, en la práctica, imposible las opciones personales es algo muy conocido y por ello se ha hecho una investigación del tema durante varios años. Ahora han presentado su propuesta y por desgracia, solo hay una cosa que se pueda hacer con la investigación: ¡rechazarla inmediatamente! La investigación describe bien las ventajas de las opciones personales pero su propuesta tiene tantas limitaciones que quita perspectiva de cuál es el objetivo. La investigación propone, por ejemplo, que solo las empresas de menos de 50 trabajadores esten sujetas y que la empresa deba tener como máximo 7 años y además diversas ramas de negocio quedan excluidas.
Una empresa como Spotify, por lo tanto, ni siquiera estaría sujeta a la propuesta de la investigación. Quienes hacen las leyes deberían ver que estamos compitiendo en un mercado de talentos global y que el precio a pagar por el país debido a unas condiciones peores es enorme. Ahora debatimos si debemos crecer en Estocolmo o Nueva York. En Estados Unidos las opciones del empleado cuentan como ingresos del capital y están sujetas a un impuesto del 15-20%, en Alemania el nivel es del 25%. En Suecia se cuentan como ingresos del trabajo remunerado y están sujetas a un impuesto del 70%. En Suecia el empleador debe pagar las tasas sociales de todos la apreciación de las opciones personales. En Estados Unidos el coste similar es cero.
Un sencillo sistema con opciones personales podría ponerse en marcha rápidamente en Suecia. Lo que hace falta son ganas políticas. Para una empresa como la nuestra esto es imprescindible para poder atraer a los mejores talentos.
La política sueca está ante una disyuntiva: o se efectúa una política que promueva las empresas de estos nuevos tiempos y para ello las condiciones deben ser suficientemente buenas o, por el contrario, no se quiere; y por desgracia, actualmente no podemos interpretar la política sueca más que de esta segunda forma.
¡Para nosotros es totalmente incomprensible!
Pensad cuán fantástico sería si Suecia fuera el país donde los trabajadores tienen acciones de las empresas en las que trabajan. ¡Es algo que va muy de acorde con nosotros y nuestra cultura! Nosotros como propietarios estamos dispuestos a compartir. Que la propiedad se extienda y cree solidaridad es algo que la política debería promover. El beneficio económico que conlleva el que jóvenes reciban una parte del valor que crean es enorme ya que muchos después tendrán tanto las habilidades como el dinero para poder desarrollar nuevas ideas y crear nuevas empresas.
Vivimos en un tiempo de competencia en aumento. Por cierto, de las start-ups que mencionamos al principio: Spotify, Skype, King, Mojang y Klarna, solo quedan dos como independientes. El resto se han vendido a grandes empresas americanas.
El éxito supone ser capaz de cambiar continuamente y de reaccionar velozmente. Al que no lo hace, lo adelantan. Y esto también aplica a la política. Y ahora se necesitan acciones rápidas, o sino Estocolmo y Suecia se arriesgan a perder entre tanta competencia global. Y más concretamente: miles de trabajos en Spotify irán a América en vez de a Suecia. Ahora es el momento de actuar.
Políticos—¡vuestro turno!
Daniel Ek y Martin Lorentzon, fundadores de Spotify