Igualdad de género en Suecia – el debate está servido

Ya he hablado en muchas ocasiones sobre el tema de la igualdad de género en Suecia y de cómo, a mi parecer, se está llevando a los extremos de la corrección política convirtiéndo el asunto en un tema de risión con actuaciones como cambiar el lenguaje, crear guarderías para «desgenerizar» a los niños o modificar catálogos de juguetes.

Igualdad de género en el trabajo - foto: Cecilia Larsson Lantz / imagebank.sweden.se

Igualdad de género en el trabajo – foto: Cecilia Larsson Lantz / imagebank.sweden.se

Pocas veces se topa uno con una opinión diferente a la norma en los medios de comunicación suecos. Sin embargo, hoy esta noticia del diario Aftonbladet me ha llamado la atención. Un sicólogo dice: «Dejad de intentar convertir a los niños en neutrales en su género». Y añade: debemos tratar a los chicos y chicas de manera diferente para darles las mismas oportunidades en la vida.

El artículo está escrito por Alf B Svensson, un sicólogo, escritor y conferenciante. Os lo traduzco.

El personal de los parvularios y las escuelas llevan años intentando contrarrestar los roles de género tradicionales. A pesar de eso el 98% del profesorado de parvularios son mujeres y más del 90% de delitos los siguen cometiendo hombres. Así que parece que no hemos logrado mucho.

Muchos fundamentalistas de la igualdad de género dicen ahora que el problema se solucionaría si logramos crear niños neutrales en género mediante tratar a niños y niñas de igual manera. Debemos darles nombres y juguetes neutrales, usar la palabra «hen», prohibir a las chicas que se vistan de rosa y escoger centros educativos con certificación de neutralidad. Los profesores de parvulario deben actuar como policías de género, hacer desaparecer el rincón de las muñecas e impedir los juguetes típicos de niño y de niña.

La estrategia no va a funcionar porque el género no es solo una construcción social. Todas las diferencias entre niños y niñas no radican en que los tratemos de manera diferente. El que públicamente se atreva a poner en tela de juicio la doctrina feminista sobre el género se expone a ataques personales, burlas y ser ridiculizado.

Alguien que tiene el valor de hacer esta crítica es Martin Ingvar, profesor en neurociencia clínica en el Instituto Karolinska. En una investigación estatal constató que existen ciertamente causas genéticas para explicar las diferencias de comportamiento entre niños y niñas. Por ejemplo, el cerebro se desarrolla de forma diferente entre ambos. El cerebro de las niñas alcanza su mayor tamaño a los 10-11 años mientras que el de los chicos lo hará más tarde. Las mujeres tienen un mayor número de conexiones entre los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro. Los niños y los hombres tienen una mayor presencia de testosterona, razón que los hace más agresivos y les hace tener más conexiones sexuales casuales.

Las chicas que han recibido dosis altas e inesperadas de testosterona durante el embarazo son claramente más masculinas tanto en sus juegos como en su comportamiento. Las chicas están más dotadas para los idiomas que los chicos. Son más ambiciosas y motivadas y tienen mejores notas en todas las asignaturas excepto en deporte. El doble de chicas que de chicos estudian en la universidad o en la escuela superior. Sin embargo, las mujeres tienen peor salud mental, sobre todo en la adolescencia. Probablemente por haber nacido más vulnerables.

No debemos violentar a la naturaleza y crear niños neutrales. Deben desarrollarse de una forma natural y para que no se queden encajados en sus roles tradicionales y estereotipados debemos tratarlos de manera diferente. Pero no de la forma tradicional donde los niños deben ser duros y guays y las chicas dulces, calladas y agradables.

De forma consciente debemos entrenar a los niños a mejorar en el control de su ira y a no sobresalir gracias a presionar a otros. Debemos motivarlos a tomarse la escuela en serio y desarrollar su inteligencia emocional y competencia social. Sino muchos de ellos tras 20 años serán hombres infelices, con poca educación, desempleados y divorciados.

De forma consciente debemos enseñar a las niñas a creer en sí mismas, a atreverse a opinar de forma diferente y en ocasiones a pensar más en sí mismas. Animarlas a arriesgar pero sin poner demasiadas exigencias en sí mismas. No tienen que ser guapas, flacas, listas y sexies para ser adecuadas.

Si queremos dar a los niños y niñas la misma oportunidad para tener éxito en la vida no podemos educarlos de la misma manera en el colegio. Los niños no son igual de hábiles que las niñas en cosas como el asumir la responsabilidad de su propio aprendizaje y trabajar por su cuenta. Necesitan mayor guía del profesor durante la enseñanza en clase. Con la misma pedagogía aumenta todavía más la fisura entre las notas de los niños y las niñas y las posibilidades de tener éxito en la vida. Y los niños serán los grandes perdedores.

La parte que me parece más interesante es aquella que refleja y desmonta la doctrina básica del feminismo, a saber, que el género es una construcción social.

¿Alguien se sorprende a estas alturas? ¿Estará dispuesta la sociedad sueca a retroceder en la sobrecompensación pro-feminista que padece? ¿Copiarán otros países el «modelo avanzado» sueco o recapacitarán antes? De momento el debate está servido.

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Sobre Israel Úbeda

Ex jefe de prensa y comunicador en VisitSweden, la Organización Nacional de Turismo de Suecia en España. Viajando a Suecia desde 2002 y viviendo a temporadas en el país. Hace unos años me decidí a que otros pudieran conocer los destinos turísticos suecos, el idioma y la sociedad en esta página. Bienvenido!

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